Trabajo Pionero
Donde el arado aún no ha hecho surco
En una época en la que el resultado está asociado a la velocidad, y el éxito a los números, alguien podría difícilmente desear involucrarse en una tarea que parece carecer de ambas atracciones. ¿A quién no le gusta ver multitudes? ¿Los rápidos resultados? ¿Las impresionantes llamadas al altar o el reconocimiento de los hombres? Aun así Dios busca amantes quienes puedan pisotear todo esto bajo sus pies para llegar donde el Evangelio nunca ha resplandecido. ¿Serás tú uno de ellos? ¿Un pionero dispuesto a cargar con el vituperio de Cristo fuera del campamento? (Heb.13:13).
Juan el Bautista
Juan el Bautista fue un pionero. Predicó en un desierto, preparó un camino donde no lo había, enderezó sendas, rellenó valles, bajó montes y murió mártir. ¿Dónde están hoy los Juanes? ¿Dónde están los hombres y las mujeres dispuestos a gastar sus vidas en un trabajo desnudo de colores glamorosos, un trabajo que genera poca alabanza y mucha oposición? Juan fue voluntario y llegó a ser un ilustre pionero, un arador, un removedor de espinos, un transportador de piedras, en pocas palabras, un hacedor de campos.
Más tarde Jesús se trasladó al campo que Juan había preparado y sembró la preciosa Semilla. Poca cosecha obtuvo Él en sus días. En su hora más oscura fue abandonado por todos, negado por uno de sus mejores hombres, traicionado por otro, y sentenciado a muerte por la multitud. Pero Jesús y Juan dejaron un poderoso legado que no debiera ser pasado por alto, dejaron atrás un campo blanco para la siega. Esto no significa que toda la tierra estaba preparada para ser segada, pero simplemente que el trabajo pionero que ellos realizaron fue amortizado allí donde fue llevado a cabo.
Tierra agreste
Todavía queda mucha tierra agreste. No solo la cosecha no está blanca en estas áreas vírgenes, sino que los árboles del paganismo todavía permanecen en alto, arrojando sus oscuras sombras en los corazones y mentes de la gente por quienes el Cordero fue sacrificado. ¿Quién se atreverá en este periodo postmoderno a penetrar en estas junglas paganas y derribar los desafíos? ¿Quién aceptará el gastar y ser gastado para sacar las cepas tan profundamente arraigadas antes de arar con doce yuntas de bueyes si es preciso hasta que las profundidades sean destripadas y lo salvaje eviscerado? Y lo más importante de todo: ¿Quién permanecerá en ello hasta que el suelo sea arado y los surcos sean labrados? ¿Lo harás tú? ¿Te levantarás tú resueltamente para preparar un terreno para el sembrador? ¿Para construir una esperanza para el cosechador? ¿Para bendecir el corazón del Maestro?
Cuando Pedro predicó en el Día de Pentecostés el resultado no fue debido solamente a la unción. Sin duda los tres mil no se hubiesen convertido sin la unción. Pero uno debe recordar las palabras de Jesús: “Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores” (Jn.4:38). Pedro recogió una gran cosecha porque Juan y Jesús habían labrado justo en el mismo campo durante varios años. Pedro estuvo fielmente—aunque simplemente—cosechando los beneficios de la labor de otros hombres.
El apostol Pablo
Pablo fue otro talador de árboles. Escucha a lo que dice:
Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán.” (Romanos 15:20,21).
Y de nuevo:
Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos hasta vosotros, pues fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el evangelio de Cristo. No nos gloriamos desmedidamente en trabajos ajenos, sino que esperamos que conforme crezca vuestra fe seremos muy engrandecidos entre vosotros, conforme a nuestra regla; y que anunciaremos el evangelio en los lugares más allá de vosotros, sin entrar en la obra de otro para gloriarnos en lo que ya estaba preparado.” (2ª Corintios 10:14-16).
Estas son las palabras de un explorador, el testimonio de un hombre que trabajó más abundantemente “en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en el alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. (2ªCorintios 11:23-28).
¿Trabajo pionero? ¡Eso es! Sin embargo “…las aflicciones del tiempo presente”, dice Pablo, “no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” (Rom.8:18).
Lutero
¿Y qué hay de Lutero? Sacudió Europa, desafió al Papado e impulsó la Reforma. ¿Quién era? ¿Un segador? ¿Un hombre cubierto de delicadas vestiduras? ¿Un conformista? Escucha lo que dice:
Soy rudo, escandaloso, tormentoso y un completo belicoso, luchando contra innumerables monstruos y diablos. Nací para la extracción de tocones y piedras, cortando cardos y espinos y despejando el agreste bosque;…” Su Hacha taló una tercera parte de un continente; su Arado dejó inolvidables surcos en la historia; y su determinación permanece como una exhortación para cualquiera que vive reposado en la complacencia de la ya conquistada tierra.
Dios está buscando voluntarios
Este es el tipo de gente que el diablo odia. Hombres que pueden transformar un bosque en un campo y regocijarse en el proceso. Por supuesto de esto se sigue que mientras que el campo se prepara habrá poca cosecha. Esta podría ser la razón por la cual tan pocos son voluntarios para la tarea pionera. Después de todo ¿quién quiere abandonar la popularidad de los segadores—tan deseados hoy día—con vistas a adoptar la ocupación poco atractiva de un hacedor de campos? ¿Quién aceptará entregar su vida en la sombra de lo no visto, en medio de olvidadas tierras espinosas?
Amy Carmichael escribió, en referencia a la obra pionera:
Podría alguien cuya naturaleza se aferra a lo confortable y lo seguro caminar en la senda trillada, la aprobación de observadores que desaprueban cualquier cosa fuera de tales sendas, sobrevivir, y mucho menos, ser feliz en nuestra pedregosa vida?”
Esas son las palabras de una pionera que conocía alguna de las inconveniencias que involucra el construir un campo. Pero hay algunos, pocos como puedan ser, que son movidos por el desafío. Esos, poniendo su mano en el arado, rehúsan mirar atrás. Por gracia, ponen sus rostros como pedernales, determinados a terminar el trabajo, o morir en el intento. ¿Serás tú uno de ellos? ¡Un pionero! Con callos en tus manos y fuego en tu corazón.
Oh que el espíritu Pionero caiga sobre nosotros, inspirándonos a aferrar el Hacha y el Arado, y seguirle a Él con el corazón en la mano hacia el interior de la espesa y salvaje oscuridad y esto, hasta el Día Final.